Por el Regidor Independiente, Alfonso “Inge” Arámburo.
Escribo esta columna de opinión para platicarles un poquito de lo ocurrido en torno a la transparencia en Tecate, porque es un tema que se ha vuelto grave para la salud del Ayuntamiento. La transparencia debería ser una obligación de los gobiernos de dar cuenta a los ciudadanos de todos sus actos, especialmente del uso del dinero público para prevenir los actos de corrupción.
Sin necesidad de explicar mucho, todo el mundo sabe que desde hace varias administraciones hemos arrastrado problemas con la transparencia en Tecate. Sabedores de que Roma no se hizo en un día, decidimos empezar a proponer como regidor de oposición algunos cambios ligeros (pero importantes) al reglamento de transparencia.
Nuestro proyecto de reforma al reglamento de transparencia se llamaba “Cuentas claras como el agua”, que consistía en tres propuestas súper básicas:
- Datos abiertos, lo que significa que la información debía estar disponible 24/7, sin tanto trámite, y en formatos accesibles y editables (para Word o Excel).
- Transparencia proactiva, lo que significa que el Ayuntamiento debía esforzarse por crear información más amigable y entendible para el ciudadano común (como por ejemplo, saber de forma exacta y sin rodeos el gasto total de nómina).
- Un comité de transparencia más ciudadano, para que el encargado de vigilar la transparencia fuera la ciudadanía y no los políticos.
(Los artículos propuestos a reformar eran el 9, 11, 16, 26, 27 y 53, del reglamento de transparencia).
Hicimos la invitación a todos los regidores a un foro público el 5 de mayo para platicar de éstas propuestas, donde nos acompañaron dos catedráticos con doctorado en administración pública (David Rocha y Martín Vera), curiosamente ningún regidor se presentó. Finalmente, el día 7 de mayo, presentamos de forma oficial ante la secretaría éste proyecto de reforma, y a partir de entonces nos quedamos esperando, porque el Secretario del Ayuntamiento (Magdaleno Montiel) nunca nos notificó ni nos dió respuesta formal alguna.
Desde ese momento, el Cabildo de Regidores dejó de sesionar por dos meses, dizque porque “estaba la campaña electoral” (cosa que no justifica que no se haya sesionado). En ese inter de tiempo, sin que nadie se enterara, “supuestamente” le llegó un requerimiento del Instituto de Transparencia de Baja California a la alcaldesa Nereida y a la Sindicatura Municipal, pidiendo que se “crease un nuevo reglamento municipal de transparencia” para armonizar legalmente el reglamento de Tecate con la ley estatal.
Y digo “supuestamente”, porque nunca se nos entregó ninguna notificación, nunca se hizo público el dichoso requerimiento, ni tampoco se nos invitó a los supuestos encuentros con autoridades y especialistas del ITAIPBC; en general nunca se nos avisó de nada, ni siquiera de forma verbal, o cuando menos a mí no (como regidor de oposición).
Finalmente, el Cabildo de Regidores sesionó el 12 de julio. Creímos que iban a incluir nuestro proyecto de reformas de “Cuentas claras como el agua”, pero el Secretario del Ayuntamiento decidió no bajarlo a la sesión. Durante la sesión utilizaron de excusa que estaba en “proceso” la creación del nuevo reglamento de transparencia (el proyecto estaba en manos del Síndico Sosa Minakata), y se nos prometió que nuestras propuestas serían incluídas en el nuevo reglamento, y que iba a haber varias mesas de trabajo sobre el “nuevo reglamento de transparencia”
Durante esa sesión, yo expuse que estaban violentando el procedimiento del Cabildo, porque no se le puede negar a ningún regidor el derecho de presentar iniciativas de reforma (es como impedirle a un diputado que legisle, si para eso existe), y que la “creación de un nuevo reglamento de transparencia” no era excusa, porque el “viejo reglamento” seguía totalmente vigente, y además no existía ni siquiera un borrador público del “nuevo reglamento”.
Decidí exigir que se respetara el procedimiento, y terminaron dándole trámite a nuestro proyecto de reformas de “Cuentas claras como el agua”, aclarando que de todas formas, con gusto íbamos a colaborar con el nuevo reglamento de transparencia.
Mucho se me criticó de que nuestras propuestas eran “trabajo ocioso” porque “el viejo reglamento iba a ser abrogado”, pero decidimos que siguiera adelante la propuesta porque no hay confianza en los tiempos del Cabildo, por ejemplo, desde el año 2001 (hace 17 años) por mandato de ley debió crearse el reglamento municipal de Participación Ciudadana, y hasta la fecha todavía no ha sido creado.
Finalmente, el 2 de agosto enviaron a los regidores el borrador del “nuevo reglamento de transparencia” (redactado por el Síndico Sosa Minakata), y con menos de 24 horas de anticipación convocaron a una mesa de trabajo privada para el viernes 3 de agosto. A dicha mesa acudió mi suplente en mi representación.
Habían prometido varias mesas de trabajo públicas, sin embargo fue la única mesa de trabajo que existió, y simularon que se analizó en menos de “una hora y media” la cantidad de 193 artículos y 9 artículos transitorios del nuevo reglamento. ¿Imposible o absurdo?
Tras un breve análisis del borrador durante ese fin de semana, nos dimos cuenta que no sólo no habían incluido nuestras propuestas, sino que además estaban dándole facultades muy peligrosas al nuevo “comité de transparencia”.
De entrada, el nuevo comité de transparencia estaría compuesto únicamente por empleados directos de la alcaldesa, el secretario y el síndico, sin contrapesos ciudadanos o de oposición. Además, le dieron a dicho comité la facultad de “clasificar información” (ocultar información) hasta por 5 años de forma muy discrecional.
Por esa misma razón, le presenté un escrito al Secretario del Ayuntamiento el día 7 de agosto pidiendo que el proyecto de nuevo reglamento de transparencia fuera turnado para su análisis en la Comisión de Transparencia y Rendición de Cuentas, y que además se hiciera un foro de a análisis del borrador del nuevo reglamento invitando a académicos y a la ciudadanía.
Mi petición fue tajantemente ignorada, y se convocó para Sesión del Cabildo de Regidores el 9 de agosto. Durante esa sesión ocurrieron toda clase de irregularidades.
Primero, sepan que no se puede votar una reforma a un reglamento municipal sin que antes pase por su “dictaminación” en las comisiones del Cabildo. Las comisiones están conformadas por pequeños grupos de regidores, y su meta es trabajar sobre temas muy específicos. Sólamente se pueden “saltar” las comisiones cuando lo que se tenga que reformar/votar sea algo de “urgente y obvia resolución”.
Mi punto de vista es que un “nuevo reglamento de transparencia” no es ningún asunto de “obvia” resolución. La transparencia es algo que requiere de mucho análisis y necesita ser socializado con la ciudadanía. Sin embargo, sin dar ninguna explicación, la alcaldesa Nereida Fuentes decidió someter a votación directa el nuevo reglamento de transparencia durante la Sesión de Cabildo celebrada el 9 de agosto.
Sabíamos que ésto iba a ocurrir, así que preparamos algunas propuestas de modificación al nuevo reglamento de transparencia. En total nos reservamos la modificación de 6 artículos del nuevo reglamento (artículos 4, 10, 23, 30, 31 y 45), pidiendo dos cosas:
- Incluir el modelo de Datos Abiertos.
- Un comité de transparencia más ciudadanizado, que incluyera a la comisión de transparencia del cabildo, a un representante académico, a un representante de la sociedad civil organizada y a un representante del propio Instituto de Transparencia.
En cualquier sistema parlamentario (congreso federal, congreso estatal o un cabildo de regidores), cuando se va a votar un proyecto de ley/reforma se sigue un procedimiento claro:
- Primero se discute y se vota la ley/reforma y sus términos “en lo general”.
- Los legisladores (senadores, diputados o regidores) hacen “reservas” al contenido de lo votado, donde proponen modificar, abrogar o incluir algo.
- Se discute cada una de las reservas en lo particular.
- Se vota cada una de las reservas en lo particular.
Éste procedimiento se sigue en cualquier parte del mundo, y además está reglamentado en el propio Reglamento Interior del Ayuntamiento de Tecate. Pero ése día decidieron saltarse y omitir éste procedimiento universal.
No se nos dio oportunidad de presentar/explicar el contenido de nuestras reservas, y además votaron las 6 reservas en un sólo acto, algo totalmente irracional, que violenta el reglamento. Es algo sorprendente tomando en cuenta que la alcaldesa Nereida Fuentes ya fue diputada local y además fue candidata a diputada federal (es como si no conociera el procedimiento).
Y lo que es peor: durante la sesión usaron toda clase de argumentos para intentar desacreditar nuestras propuestas, y hasta intentar desacreditarme como persona, actuando con un nivel de rudeza política innecesaria para un Gobierno que sufre una de las peores crisis de credibilidad de la historia de Tecate.
Finalmente quedó aprobado el nuevo reglamento de transparencia tal y como lo redactó el Síndico Sosa Minakata, sin que haya sido analizado en las comisiones, sin que se haya socializado el proyecto, y sin que la mayor parte de la ciudadanía (y la comunidad académica) haya conocido el borrador.
Repitieron hasta el cansancio que el nuevo reglamento “armonizaba” con la ley estatal, pero la transparencia no tiene que ver con que las leyes coincidan: tiene que ver con que existan verdaderos mecanismos para que la ciudadanía pueda fiscalizar y juzgar el trabajo de su Gobierno.
La pregunta está al aire, ¿tan malo es que estemos proponiendo más transparencia al Ayuntamiento?