- La próxima visita de John K. Hurley, subsecretario del Departamento del Tesoro de Estados Unidos para Inteligencia Financiera y Combate al Terrorismo, coloca nuevamente a México en el epicentro de la estrategia antidrogas de Washington.
El funcionario llegará el 18 de septiembre a la capital mexicana en lo que será su primer viaje internacional en el cargo, un gesto que no pasa desapercibido: México es la pieza clave en la guerra estadounidense contra el fentanilo y las finanzas del crimen organizado.
De acuerdo con la vocería del Tesoro, Hurley se reunirá con autoridades mexicanas y representantes del sector privado para fortalecer la cooperación en el combate a las finanzas ilícitas, el narcotráfico y las operaciones de los cárteles. La misión se enmarca en la política de la administración Trump, que ha reiterado su prioridad de desmantelar organizaciones criminales transnacionales y frenar el flujo de opioides sintéticos hacia su territorio.
El Tesoro advirtió que reforzará la vigilancia financiera: “No permitiremos que los cárteles accedan al sistema financiero estadounidense”, adelantó.
Un viaje con múltiples lecturas
La llegada de Hurley ocurre en un momento de fricción bilateral. Estados Unidos demanda medidas más duras contra el narcotráfico, mientras México enfrenta cuestionamientos internos sobre la eficacia de su estrategia de seguridad.
La elección de México como primer destino internacional del subsecretario revela tanto la importancia estratégica del país como los crecientes niveles de presión política. Analistas advierten que la insistencia de Washington en etiquetar a los cárteles como “terroristas” podría abrir un frente de tensión diplomática con consecuencias imprevisibles para la cooperación en materia de seguridad y justicia.
¿Cooperación o imposición?
El viaje de Hurley puede marcar un punto de inflexión: abrir nuevas vías de colaboración técnica y financiera, o derivar en imposiciones unilaterales que compliquen la relación bilateral. La visita, más allá de su tono diplomático, plantea una pregunta central: ¿México será un socio estratégico en igualdad de condiciones o un territorio bajo presión constante en la cruzada antidrogas de Washington?
