En un escenario político marcado por la fragmentación de fuerzas y la búsqueda de nuevas opciones, el Partido Encuentro Solidario (PES) se perfila para regresar al tablero electoral con registro nacional en 2026. Así lo afirmó César Eduardo Hank Inzunza, presidente estatal del PES en Baja California, quien aseguró que la organización ya cumplió con 155 asambleas avaladas por el INE y que solo restan 45 para alcanzar el requisito legal.
“Estamos trabajando para renovarnos, mejorar y promover cambios acordes a la realidad que vivimos”, sostuvo Hank Inzunza, convencido de que el PES, aunque bajo nuevas siglas, será una de las agrupaciones que se convierta en partido político nacional en los próximos meses.
El dirigente habló de una “corriente de mujeres y hombres de trabajo” que busca diferenciarse de las inercias del pasado, pero no dejó de deslizar críticas al panorama actual:
“Estamos menos peor que con AMLO, pero aún nos deben mucho en materia de seguridad, primordialmente”, dijo en alusión al I Informe presidencial de Claudia Sheinbaum.
El dirigente reconoció que en lo local los nuevos gobiernos municipales muestran mayor apertura al diálogo que sus antecesores, aunque señaló que persisten rezagos en temas sensibles como seguridad pública. Particularmente, cuestionó las cifras oficiales sobre la reducción de homicidios dolosos en Baja California, asegurando que “no son buenos para los números” y reflejan más un manejo estadístico que una realidad en las calles.
El mensaje del dirigente también incluyó un guiño hacia la militancia: insistió en que la “lealtad y confianza” serán el sello de los nuevos comités municipales, integrados por perfiles que —según él— apuestan al bienestar comunitario por encima de intereses personales.
El PES enfrenta una paradoja: pretende instalarse como opción renovada mientras arrastra la percepción de ser un partido que ha mutado de siglas y alianzas sin lograr consolidar un proyecto propio. El discurso de Hank Inzunza apunta a la reinvención, pero también refleja una narrativa común en la política mexicana: criticar al gobierno en turno mientras se gesta la propia plataforma de poder.
En los próximos meses, el verdadero reto del PES no será solo cumplir con las 300 asambleas ante el INE, sino demostrar que su “nuevo comienzo” no es únicamente un reciclaje de viejas estructuras con un discurso adaptado a la coyuntura.
