El llamado “Árbol de la Esperanza”, ubicado en el Centro de Gobierno de Mexicali y que se ha convertido en un emblema para las familias de personas desaparecidas en Baja California, colapsó este fin de semana debido a los fuertes vientos registrados en la capital del estado.
Este árbol no es un adorno común: ahí, familiares de víctimas de desaparición colocaban fotografías, nombres y mensajes como parte de una protesta pacífica y visible que exige justicia, búsqueda y verdad. El desplome del árbol no solo representa un daño físico, sino también un golpe simbólico para quienes cada día enfrentan la indiferencia institucional frente a la crisis de desaparecidos.
Tras el incidente, autoridades estatales informaron que las imágenes fueron resguardadas, y compartieron fotografías en las que se observan las piezas en resguardo. Sin embargo, colectivos de búsqueda y familiares reclamaron que no basta con “guardar las fotos”, sino que el gobierno debe garantizar la preservación del mensaje, la memoria y, sobre todo, el acompañamiento efectivo en la búsqueda de más de 15 mil personas desaparecidas en la entidad, según datos de la plataforma federal.
“La esperanza no se cae con el viento, pero sí con el silencio institucional”, expresó una madre buscadora, quien recordó que ese árbol fue instalado por las propias familias ante la falta de espacios oficiales para visibilizar su dolor.
En un estado golpeado por la violencia y la impunidad, la caída del árbol evidencia nuevamente la fragilidad del compromiso del gobierno con esta crisis humanitaria. Para las familias, la verdadera reconstrucción no está en levantar estructuras, sino en que el Estado asuma su responsabilidad y actúe con celeridad y voluntad para encontrar a los suyos.