La disputa por el controvertido monumento del “Cocinero Chino” en el Centro Histórico de Mexicali se intensificó este jueves, cuando el colectivo artístico Boquilla Negra se manifestó frente a las oficinas de la gobernadora Marina del Pilar Ávila para exigir claridad en el uso de recursos públicos y denunciar presunta corrupción en la obra.
La protesta incluyó la entrega de un mosaico con la figura del cocinero, utilizado como símbolo de inconformidad. Para los artistas, el proyecto no solo carece de justificación social, sino que también representa una desviación de prioridades culturales.
“Si en verdad dice que va a traer turismo y beneficios para la ciudad, ¿por qué no hacerlo público? ¿Por qué no informarnos?”, cuestionó Fernando, representante del colectivo, quien tachó el monumento de “elefante blanco”.
Según la alcaldesa Norma Bustamante, el ayuntamiento ha invertido alrededor de 6 millones de pesos en la obra, la cual lleva más de dos años de retrasos, con pausas, polémicas y cambios de gestión. La funcionaria justificó parte de los contratiempos a cuestiones técnicas, como la falta de grúas con alcance suficiente en la ciudad:
“Cuando íbamos a pensar que las grúas estructuradas tenían que llegar a la cabeza, hubo que conseguirlas fuera porque aquí no había más de 23 metros”, explicó.
Sin embargo, los artistas sostienen que la Secretaría de Cultura ha descuidado programas comunitarios, residencias y exposiciones para priorizar lo que consideran un capricho político, presuntamente impulsado por el esposo de la gobernadora.
“Es una burla para la comunidad artística”, enfatizó Fernando.
La protesta no solo expone una pugna estética, sino un debate profundo sobre la gestión cultural y el uso de recursos públicos en Baja California. Mientras la obra permanece inconclusa, la pregunta persiste: ¿cuánto más costará este monumento que nadie pidió y qué impacto real tendrá en la ciudad?