- Nuevas pruebas sugieren que la proteína beta-amiloide, una de las responsables del desarrollo de la enfermedad, podría transmitirse a pacientes sanos a través de material quirúrgico utilizado en operaciones de enfermos de alzhéimer.
Científicos han descubierto nueva evidencia de que la beta-amiloide, una proteína implicada en el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer, podría ser transmitida a pacientes sanos a través de instrumentos quirúrgicos, asegura un nuevo estudio del University College London (Reino Unido).
Sebastian Brandner y su equipo investigaron los casos de ocho personas menores de 60 años que desarrollaron hemorragias cerebrales asociadas a una angiopatía amiloide causada por esta misma proteína. Al revisar sus registros médicos descubrieron que todos habían sido sometidos a cirugías cerebrales durante su adolescencia o infancia por distintas razones.
Debido a la corta edad de los pacientes y a la falta de antecedentes familiares, los expertos descartaron la posibilidad de que los depósitos de beta-amiloide se hubiesen creado de forma natural y señalaron que la razón más probable es que ingresaran al organismo partir de instrumentos utilizados previamente para cirugías en personas con la enfermedad de Alzheimer.
Su hipótesis se basó en un caso de 1999 en que docenas de pacientes en el Reino Unido fueron infectados de manera similar con la enfermedad Creutzfeldt-Jakob, la cepa humana de un mal neurológico conocido como la enfermedad de las vacas locas.
Brandner subrayó que el hallazgo no significa que el alzhéimer pueda trasmitirse de igual forma, ya que el cerebro de los pacientes con hemorragia cerebral no tenía otros defectos que permitieran diagnosticar la enfermedad. Por otra parte, se necesita mucho tiempo para que el amiloide se acumule en el cuerpo.
No obstante, se trata de nueva evidencia del potencial de transmisión de la beta-amiloide. El año pasado los científicos lograron comprobar que la molécula puede transmitirse a través de transfusiones de sangre y sugirieron que la beta-amiloide podría ser un prion o una proteína patógena con una estructura alterada.
Finalmente, la investigación propone mejorar los procedimientos de esterilización después de una cirugía cerebral en adultos o introducir instrumentos de «un solo uso». Los estudios en animales han demostrado que las proteínas amiloides resisten la ebullición, el secado y la exposición al formaldehído.