El creador de Telegram, el ruso Pavel Dúrov, afirmó hoy que «la confidencialidad no se vende», al comentar la orden emitida por un tribunal de Moscú de bloquear en toda Rusia este popular servicio de mensajería por internet.
«La confidencialidad no se vende, y los derechos humanos no deben verse amenazados por el miedo o la avaricia», escribió Dúrov, residente en el Reino Unido, en su canal de Telegram.
Roskomnadzor, el regulador ruso en el campo de las comunicaciones, exigió el bloqueo de Telegram después de que el servicio de mensajería se negará a entregar al Servicio Federal de Seguridad ruso (FSB, antiguo KGB) los códigos de cifrado de los mensajes de sus usuarios.
La legislación rusa obliga a los proveedores de servicios de mensajería a desvelar, a petición de las autoridades, los datos para decodificar las comunicaciones de sus usuarios, además de almacenar sus mensajes.
Dúrov anunció hoy que Telegram utilizará métodos para eludir el bloqueo que no precisarán la intervención de los usuarios.
Asimismo, recomendó no desinstalar la aplicación y bajar oportunamente las actualizaciones.
En 2014, Dúrov se marchó de Rusia tras denunciar presiones de los servicios de seguridad para que revelara información sobre grupos de la oposición que empleaban la red social VKontakte, homólogo ruso del Facebook, desarrollada por él en 2006.
Dúrov, que en 2013 creó Telegram junto a su hermano, declaró en su momento que no compartiría datos o códigos con terceros, incluidos los gobiernos.
El servicio de mensajería, cuyo éxito ha crecido muy rápidamente, está en el punto de mira de varios países, que lo acusan de facilitar las comunicaciones entre terroristas del grupo Estado Islámico.
Disponible en más de veinte idiomas, Telegram, basado actualmente en Dubái, cuenta ya con más de 200 millones de usuarios en todo el mundo.