Javier Jiménez Espriú, propuesto por AMLO para ocupar la SCT en caso de que gane, aseguró que el Nuevo Aeropuerto se construye en “el lugar más inapropiado posible“, donde “el suelo se hunde y también se mueve“, por lo que estimó que es “difícil encontrar otro sitio peor para hacerlo”.
Aunque reconoció que el aeropuerto actual está saturado, en entrevista para #AristeguiEnVivo detalló que la propuesta de Andrés Manuel López Obrador sería frenar esta obra y revisar los contratos.
“Con el sismo de septiembre hubo un asentamiento súbito de 5 centímetros… No hay obra imposible pero sí incosteable, se pueden construir hasta castillos en el aire pero es mucho más caro construir y es mucho más caro mantener”, señaló.
“Esta es una aberración”, consideró, pues hay un “dispendio de fondos”.
“Independientemente del costo, estamos tomando la decisión de tirar a la basura lo que vale el Aeropuerto actual y la base aérea en Santa Lucía, pues automáticamente no los podemos usar”, agregó, en un país que “no está en condiciones de tirar a la basura”.
La propuesta de AMLO es habilitar otra pista en Santa Lucía y seguir utilizando el AICM.
El proyecto del NAIM, dijo, ha subido de 169 mil millones de pesos a 250 mil millones de pesos, “una cantidad verdaderamente absurda para pagar”. Y la propuesta de AMLO sólo costaría 50 mil millones.
El ingeniero calificó como “aberrante” que se haya acordado una mesa de debate con los empresarios, y después hayan aclarado que esta sólo era de carácter informativo.
“AMLO dice no estar dispuesto en dar un cheque en blanco”, refirió.
“Hay una reconsideración (de empresarios) en cuanto a que no están muy dispuestos a debatir”, lamentó.
“Nos dicen que están comprometidos los costos pero no dicen cómo va la obra, se estima que no va ni en 20%”, anotó.
Y recientemente se colocó deuda por 30 mil millones de pesos para las obras.
Sobre ello, señaló que “están atrasadísimas las obras”, por lo que comparó este caso con el proyecto del tren Toluca-México que sigue sin estar listo y ya tiene sobrecostos.
“Lo que se planteó desde un principio es que si AMLO es electo el 1 de julio, el día 2, o el 3 tocará (la puerta) al licenciado Peña Nieto para decirle: paren las inversiones y vamos a hacer un conjunto de auditorías serias, abiertas, públicas, con participación de grandes expertos, para que se diga si este proyecto es correcto y es válido”.
Además, anticipó que se revisarán los contratos y “en función de eso vamos a decir: vale o no vale“.
“Si está mal no lo tenemos por qué asumir”, sostuvo.
Criticó además que en el actual proyecto “no hay un plan de desarrollo urbano alrededor” y aún “hay muchas cosas en la incertidumbre“.
“Todo esto hay que revisar técnicamente”, indicó.
CARMEN ARISTEGUI