El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, instruyó este jueves a imponer aranceles y multas por valor de 60 mil millones de dólares anuales contra China, para contrarrestar sus “prácticas injustas” en el comercio tecnológico, tales como el presunto robo de propiedad intelectual realizado por el país asiático.
Trump afirma que los chinos se han robado la tecnología estadounidense y está presionando a las empresas a entregarla, por lo que el presidente estadounidense ordenó a su equipo demandar a China ante la Organización Mundial del Comercio (OMC) por las supuestas violaciones de leyes comerciales.
Los aranceles afectarán a unos mil 300 productos -en los próximos 15 días ser irán conociendo cuáles-, cuyo valor supone el 10 por ciento de todas las exportaciones de China a Estados Unidos. Durante el discurso posterior a la firma del decreto, Trump declaró que los aranceles rondarán los 60 mil millones de dólares, aunque “eso podría ser sólo una fracción de lo que estamos hablando”.
“Protegeremos los derechos, patentes, marcas registradas, secretos comerciales y otra propiedad intelectual que es tan importante para nuestra prosperidad y seguridad”, aseguró Trump en el acto de firma realizado en la Casa Blanca.
“Tenemos un déficit con China que como lo veas es el mayor déficit de cualquier país en la historia del mundo, está fuera de control”, dijo Trump, sobre el déficit con el país asiático que se estima en 375 mil millones de dólares.
En un comunicado posterior, Robert Lighthizer, represente comercial estadounidense, indicó que Estados Unidos se enfrenta un “problema muy serio” y agregó que “supuestamente las políticas industriales chinas y otras prácticas han forzado la transferencia de tecnología vital estadounidense a compañías chinas”.
El anuncio de la imposición de aranceles culminó con una investigación de siete meses de Estados Unidos sobre las supuestas tácticas chinas, entre ellas usar hackers para robar secretos comerciales y exigir que empresas norteamericanas entreguen secretos comerciales a cambio de tener acceso al mercado asiático.
Decenas de grupos industriales enviaron una carta a Trump la semana pasada advirtiéndole que la “imposición de aranceles generalizados desatará una reacción en cadena de consecuencias negativas para la economía estadounidense, provocando represalias, lo que sofocará a la agricultura estadounidense, bienes, servicios y exportaciones y elevará los costos para los consumidores”.
Según el diario estadounidense The Wall Street Journal, la administración de Trump piensa que así podrá rebajar el enorme déficit comercial que mantiene con China. Sin embargo, el régimen encabezado por Xi Jinping anunció en la víspera que adoptará “todas las medidas necesarias” para responder y “no se quedará sentada sin hacer nada”, según declaró el Ministerio de comercio chino en un comunicado.
Una portavoz del ministerio de Exteriores, Hua Chunying, también se pronunció en términos similares y dijo que “China no quiere una guerra comercial, pero si nos fuerzan a pelearla, no nos vamos a asustar o escondernos. Si Estados Unidos toma medidas que dañen nuestros intereses, tomaremos todos los pasos necesarios para responder”.
El rotativo informó que Pekín tiene listas ya toda una batería de represalias que se centrarán en los estados agricultores estadounidenses cuya producción de soja, sorgo y granjas de cerdos depende en gran medida de las exportaciones al mercado chino.
Según explicaron los analistas al WSJ, el equipo de asesores económicos que ha establecido Xi Jinping para lidiar con esta coyuntura, pretende afectar de forma concreta a los mismos votantes que se pronunciaron de forma masiva en favor de Trump en las elecciones del 2016. Como recuerda el diario, el magnate neoyorquino ganó en 8 de los 10 principales estados productores de soja y en 7 de los 10 que generan más sorgo.
El viceministro de Comercio chino, Wang Shouwen, advirtió que las consecuencias de esta colisión comercial pueden exceder con mucho el marco de las relaciones bilaterales entre ambos países y causar “un serio daño al sistema de comercio multilateral” internacional. Asimismo, el ministro de Comercio chino, Zhong Shan, esta confrontación será “un desastre para China, Estados Unidos y todo el mundo”.
Según el WSJ, Pekín parece haber diseñado una doble estrategia en la que además de responder con contramedidas punitivas dejará una opción abierta al diálogo y remodelará parcialmente su economía para abrirla aún más a las compañías norteamericanas, como anunció hace días el primer ministro Li Keqiang, que pidió a EU actuar de forma “racional” y no dejarse llevar por “las emociones”.