- Salvador López Córdova, director ambiental del Banco de Desarrollo de América del Norte (NADBank), hizo hincapié en la necesidad de reformar el uso del agua en la agricultura
La amenaza sobre la seguridad hídrica en las regiones fronterizas de México y Estados Unidos ya no es temporal, sino estructural. Así lo advirtieron expertos de ambos países durante el foro “La necesidad de colaborar”, organizado por el Foro Permanente de Aguas Binacionales (PFBW) en el marco de su quinto aniversario.
Durante el encuentro, líderes académicos, institucionales y comunitarios coincidieron en que el estrés sobre las cuencas del Río Bravo y el Río Colorado ha alcanzado niveles críticos, lo que podría comprometer no solo el cumplimiento del Tratado de Aguas entre ambas naciones, sino también la viabilidad del modelo actual de distribución.
“Podríamos estar acercándonos al principio del fin si no actuamos juntos”, alertó Eddie Moderow, gerente del Programa Fronterizo de la Comisión de Calidad Ambiental de Texas (TCEQ), quien subrayó que, pese al escenario, la cooperación interinstitucional ha sido uno de los mayores avances de los últimos años.
Durante el foro, se delinearon cinco líneas de acción urgentes para enfrentar el desafío:
- Impulsar la cooperación institucional,
- Transformar los modelos agrícolas,
- Fortalecer la educación técnica,
- Empoderar a las comunidades locales, y
- Fomentar la participación activa del sector privado.
Salvador López Córdova, director ambiental del Banco de Desarrollo de América del Norte (NADBank), hizo hincapié en la necesidad de reformar el uso del agua en la agricultura. “Mientras el 78% del recurso se destine a este sector, no habrá una solución de largo plazo”, advirtió. También propuso mecanismos financieros innovadores que apoyen la conservación hídrica en zonas agrícolas.
Varios ponentes coincidieron en que la respuesta no debe depender solo de los gobiernos, sino que debe nacer también desde lo local. Rosario Sánchez, directora del PFBW, afirmó que es necesario empoderar a las comunidades fronterizas para que generen soluciones “de abajo hacia arriba”, con apoyo técnico y colaboración internacional.
Sharon B. Megdal, directora del Centro de Investigación de Recursos Hídricos de Arizona, destacó los avances logrados en el intercambio de datos bilaterales y expresó optimismo sobre el rumbo que puede tomar la cooperación técnica si se mantiene el compromiso mutuo.
Por su parte, Erik Porse, del Instituto de Recursos Hídricos de California, enfatizó que uno de los mayores retos actuales es acelerar la capacidad de respuesta de las instituciones ante el cambio climático y la presión sobre los recursos hídricos.
El foro también puso sobre la mesa la necesidad de educación técnica especializada, especialmente en comunidades vulnerables, así como la creación de espacios seguros, bilingües y participativos para el intercambio científico. Actualmente, el PFBW reúne a casi 300 miembros activos que desarrollan investigaciones, imparten cursos y asesoran a entidades públicas y privadas a lo largo de la frontera.
La sesión fue moderada por el profesor Gabriel Eckstein, de la Universidad Texas A&M, y concluyó con un compromiso colectivo: generar una agenda de trabajo que refuerce la gobernanza hídrica binacional con una visión técnica, científica y profundamente comunitaria.