Ricardo Anaya Cortés decidió, actuando básicamente de motu proprio —y culminando este pasado domingo con una breve, pero sustanciosa, conferencia de prensa—, arrinconar a Enrique Peña Nieto. Más allá de las salutaciones y que aprovechó para tirarles a JAMK y AMLO, su discurso (menor a 3 minutos) fue para manifestar dos cosas:
a) Acusar al gobierno de EPN de atacar a su persona, haciendo un uso faccioso de la PGR. Subrayar que ese ataque puede darse contra quien sea opositor al régimen.
b) Prometer romper el pacto de impunidad y atacar la corrupción. Citó algunos de los casos famosos de descomposición que han surgido en años recientes y reiteró su intención de consolidar una fiscalía autónoma y apartidista, que sea acompañada por una comisión de la verdad, para investigar los casos de corrupción de la administración peñista.
A raíz de lo anterior, el tremendo juez de la tremenda corte, al sentirse como gato patas pa arriba amenazado de muerte, le restan solo dos opciones:
1) Recular y mandar cerrar el caso jurídico en contra de @ricardoanayac —esto es, llamar a la banca a todas las instituciones de Estado que siguen sus órdenes como cabeza del Ejecutivo, empezando por la PGR. Con ello, al darle la “razón” a Anaya, no hace falta decirlo, podría correr el riesgo de hacerlo crecer y de volverlo tan competitivo que pueda disputarle incluso a Andrés Manuel López Obrador la victoria en julio próximo.
2) Proceder en contra de este candidato, lo que significaría su inmediato procesamiento, estar en calidad de indiciado, mientras se resuelve el caso y, por lo mismo, que se le bajara de la boleta electoral. Lo anterior le acarreará que quien pagará todos los platos rotos sea su candidato. Pues nadie votará por Meade al ser el representante de la ignominia vs. Anaya.
Este texto sostiene que @EPN bien podría optar definitivamente por proceder contra RAC, especialmente en caso de que próximas encuestas marquen que ha seguido creciendo en las preferencias electorales durante febrero. Lo haría dado que, optar por la primera opción, satíricamente también llevaría a que Anaya creciera en la intención de voto…
Dada la amenaza fehaciente y pública que RAC profirió de procesar a EPN junto a toda su administración y meterlo en prisión, Anaya ha eliminado cualquier resquicio de negociación con la administración saliente; específicamente, de hacerse de la vista gorda de las tropelías del Ejecutivo. Recordemos que @lopezobrador_ sí ha abierto esa ventana; no solo con respecto a Peña Nieto, sino también en relación a CSG.
Independientemente de la culpabilidad o no de Anaya —donde, por cierto, todo parece indicar que sí existen pruebas en su contra y dos testigos sólidos que ya han declarado y que lo señalan (http://m.milenio.com/elecciones-mexico-2018/constructoras-socio-anaya-claves-presunto-lavado-dinero_0_1133286685.html), la reacción que conseguirá Anaya del Frente y de la población será de repudio generalizado al gobierno federal y a su candidato, RA pasará a ser la víctima consumada del uso político de las instituciones gubernamentales (de nuevo, sea cierto o no), y eso se traducirá —como consecuencia— a un rechazo fulminante de los electores hacia JAMK, incluso de muchos de los que ahora lo apoyan. Significará que éste se desfonde absoluta y totalmente.
Representará también una victoria sin parangón de AMLO, al menos en la historia moderna de los comicios de este país, así como el crecimiento fuerte de @Mzavalagc (apoyada por el cuadro político de prominentes panistas que acaba de dar a conocer), aunque no a niveles de disputarle el primer sitio a López Obrador.
A grandes males, grandes remedios; Meade será solo un “fusible” que EPN optará por quemar y dejar inutilizado. Así, Peña Nieto seguiría el modus operandi de Mariano Rajoy en España (al recurrir a todo el peso de la ley para terminar con las locuras independentistas de Puigdemont), para obrar en contra de Anaya.
Y no, el catalán no quería ser presidente de España, sólo lograr la independencia de Cataluña mediante una de las votaciones más cuchareadas y sucias a nivel internacional. Rajoy aplicó la Constitución española para vetar la independencia, señalar las tropelías económicas de Puigdemont, realizar otro referéndum (donde ya no se quisieron independizar) y girar una orden de aprehensión vs. el ex presidente. Éste —surrealistamente— aunque pugna por la república, buscó refugio político en la monarquía belga. Así, igual, Anaya busca asilo en la opinión pública y EPN examinará por medio (¿a costa?) de las instituciones lograr la expulsión del primero del proceso electoral. Todo ello, con el fin de salvar el final de su sexenio y transitar razonablemente “blindado” a la administración de Andrés Manuel. Si lo anterior significa sacrificar a José Antonio Meade, lo hará.
Pero no confundirse: no lo hará para salvar su imagen, ni el significado de su gestión, ni las reformas estructurales; EPN lo hará para no correr el riesgo de terminar en el bote en una administración panista-perredista. ¡¡¡¡Qué irónico!!!! Una dosis de surrealismo puro y otra de realismo mágico. Dalí y García Márquez estarían impresionados. Así, AMLO se ha vuelto un mal menor para Peña Nieto. Y, de paso, EPN terminará beneficiando a Andrés Manuel (independientemente de que a éste le haga o no le haga falta.)
RA nunca debió haber acorralado al Presidente; no debió haber prometido sangre; no debió haber llevado la situación a un punto sin retorno. Ha conducido su discurso y su posición a unos términos que ya ni él mismo puede controlar. Al hacerlo, este artículo sostiene, bien podría estar garantizado su salida del proceso electoral, pues ha llevado a Peña Nieto a tomar la decisión más terrible, más difícil en materia comicial: sacrificar a su candidato.
Carlos Salinas de Gortari, por su parte y como ya es tradición, también habrá ganado. (Leer a Salvador García Soto y, anterior a sus columnas, la de esta autora del 18 de febrero “Teatro guiñol. Ricardo Anaya: el títere de CSG”). No será a través de su pupilo —de hecho, la élite de la mafia del poder (el mismo Salinas, Diego, Calderón, Margarita) ya lo está abandonando/abandonó—, sino mediando la posibilidad de que el olvido de los “pecados” o la amnistía prometida por AMLO se concrete.
Que este último cumpla, ya será otra historia…
El tremendo juez, de la tremenda corte, habrá dictado sentencia: proceder en contra de Anaya, aunque eso signifique sacrificar a Meade, terminar de apoyar a AMLO; todo el batidillo institucional sea por salvarse a él mismo.
SDP